sábado, 5 de enero de 2013

Carta para un amigo.-


Ayer me alegre al verte. Hoy te doy las gracias por todo lo que me diste en mi niñez, en mi juventud y en mi madurez y te deseo para el nuevo  año 2013 mucha salud y muchos años de vida, para que dentro de muchos años tengamos la oportunidad que tuvimos ayer. Por eso voy a intentar hacerte pensar.
Algunas veces nos vienen los recuerdos de años pasados y vemos en diferido todo lo que nos ha ocurrido: como hemos vivido y como hemos compartido los momentos de  nuestra niñez.
Hay un momento de nuestras vidas (por no decir muchos) que nos vemos con un antiguo compañero de niñez y en ese preciso instante nos viene toda la vida pasada con respecto a esa persona y a compañeros, vivencias que ni se nos pasaban por la cabeza hace años, ni siquiera hace unos días.
Después de pasar ese momento, uno trata de recordar esos años tan especiales, lo que hacíamos sin el miedo a la repercusión, a las posibles circunstancias problemáticas y sin ninguna maldad (ni individual ni colectiva). Porque antes "éramos más sanos que una manzana", no teníamos la inteligencia que tienen los niños de ahora. Nos conformábamos con jugar con la pelota, con la muñeca (las féminas), las pistolas para jugar a la guerra, los boliches para ver quien ganaba más. Hacíamos las carreras a ver quien llegaba primero, jugábamos a piola, a saltar en la playa desde alturas pequeñas, a ir a mariscar de talegazos (porque en este último caso nos dábamos cada zarpazo e incluso más que coger lapas o vulgaos), íbamos a la escuela con batas que parecíamos médicos en miniaturas, cantábamos el carasol y el gaudeamus. 
Ir al cine (o matiné como decíamos antes) era una odisea, pues teníamos que hacer largas colas para coger una buena butaca, porque antes no estaban numeradas y el primero que entraba era el que cogía la mejor ubicación; la película ni te cuento con respecto a las de ahora y si, teníamos la suerte de sentarnos al lado de una chica, ¡madre  mía! En casa, una de las comidas estelares y muy gratificantes para nuestro paladar era el saborear una tortilla francesa con azúcar y un plátano con pan. Nos quedábamos tan contentos que parecíamos reyes con tan poca cosa; que nos daban muchas alegrías y nos daba la sensación que lo teníamos todo. No nos alejaban los inventos de ahora (que acercan a los que están lejos y aleja  los que tienes al lado). NO TENIAMOS TV, INTERNET, TELEFONO, JUEGOS ELECTRICOS DE INTELIGENCIA, ETC...
Antes, en los estudios, llegábamos a casa con un suspenso y no sabíamos como decírselo a nuestros padres. Ahora se enteran por varios métodos, no directos y la respuesta de nuestros hijos es: "lo vamos a intentar" y, los profesores que no les digan una palabra más alta que otra porque ahora el niño se puede coger un trauma. Antes el trauma lo cogíamos pero se nos quitaba cuando llegábamos a casa y, viendo la cara de nuestros padres, se nos quitaba la posibilidad de enfermedad. ¡Pues no faltaba más! ¡Suspendes y encima  vienes malo! Lo que tienes que hacer es estudiar más y mejor y si no, a los tomateros, a un bar a trabajar o a la finca a recoger plátanos. ¡Vamos! Espabilábamos en segundos; el trauma se nos quitaba en décimas de segundos y si teníamos dudas, ahí estaba nuestro padre para decirnos: te doy la oportunidad de trabajar. SON OTROS TIEMPOS. Ni mejores ni peores, simplemente otros tiempos.
Ahora, parece que tenemos mucho y tenemos la sensación de que nos falta todo. Los niños de ahora son más inconformistas, más despiertos y posiblemente eso les hace más egoístas y más individualistas, porque la televisión enseña mucho e incluso  el tiempo necesario que antes teníamos de aprendizaje, ahora los tiempos son como cursos rápidos (la gripe sin medicamentos se cura en una semana y con medicamentos en siete días). PERO SI NOS ESFORZAMOS CON MEDICAMENTOS MAS FUERTES, la cerramos y nos la quitamos inmediatamente (no disfrutamos ni de la gripe). Eso es en mi opinión: el símil
de lo que está pasando ahora. Aprendemos tan rápido que no nos da tiempo a tener los valores y valorar adecuadamente todo aquello de lo que podemos disfrutar y podemos tener.
Siempre que intentamos tener algo nos ilusionamos por tenerlo y, en algunos casos, una vez tenido dejamos de valorarlo. Pasa muchas veces pero lo que algunos llaman eso es la vida y así es. Yo le llamo entre más rápido se consiguen las cosas, más rápido perdemos el valor de el intento por conseguirlo, e incluso más rápido lo perdemos.
Y tú te preguntaras: ¿A qué viene todo esto?
Pues que ayer tuve la oportunidad de verme con diferentes compañeros de hace más de cuarenta años, otros de más de 25 años y otros de más de 15 años, y me han hecho recordar, pensar y a la vez valorar lo que fue, lo que está siendo y lo que puede ser (dependiendo de los valores que tengamos de toda nuestra vida).
De cómo valorábamos el esfuerzo de nuestros PADRES, de cómo era el compañerismo y la amistad, de cómo reaccionábamos ante cualquier motivación, tanto individual como colectiva, y como vivíamos. En una palabra: qué clase de personas éramos antes, y que personas somos ahora; como ha repercutido toda nuestra niñez en nuestra madurez.
Recuerdo la ilusión con que íbamos a jugar al CAMPO DE LA PIEDRA GRANDE en AGAETE (mi pueblo natal) y como esperábamos el momento para hacer los equipos y después teníamos que esperar a quien llegaba con la pelota, porque estábamos todos, menos el de la pelota. 
QUE TIEMPOS AQUELLOS, cómo valorábamos al de la pelota; ahora todos tienen una y lo que valoramos son otras cosas, en qué campo jugamos y con qué equipaje. Son otros tiempos, solamente con tener en cuenta que ahora llegamos a jugar un partido con el teléfono en mano, chateando o enviando mensajes en lo que acaban de vestirse para empezar el partido; algunos incluso llegan viendo una película por su teléfono… pero en fin son otros tiempos. ¡Ah! también íbamos a cazar, pues poníamos una trampa con millo dentro e intentábamos cazar pájaros, y que paciencia teníamos que tener, escondidos detrás de una piedra con un cuerda fina desde la trampa hasta nosotros, y esperando que el pajarito entrara para tirar de ella. Je, je, je. De 10 días cazando o intentando cazar, uno cogíamos algo, y rara vez uno que nos gustara, ¡Era otra vida!
Me acuerdo que para desplazarnos a jugar un partido (ya con 14 años) nos poníamos en la carretera haciendo AUTOSTOP y ahora casi todos tenemos coche. El extraño es el que  no lo tiene, pero en fin son otros tiempos.
Seguramente los que han vivido antes que nosotros, valorarían más como se cambiaba unas maderas por un trozo de pan, en fin espero que esta carta te haga recordar esos tiempos, y si no los viviste, por lo menos te dé la oportunidad de  saber cómo éramos antes.
ESPERO que este AÑO NUEVO 2013 nos de VALORES con independencia de todos los errores y defectos que podemos tener durante el año y los que hemos cometido antes. Disfrutemos de todo, porque, todo es vida. Seguramente, la niñez de ahora es mejor en cuanto a tener con más facilidad todo y eso es meritorio, pero también es esfuerzo de los PADRES , posibilidad de tener TV, INTERNET, TELEFONO, VIAJES, COCHE, E INCLUSO PROFESOR IDIVIDUALIZADO,
Por eso deseo que los VALOREN y les digan gracias. Sabemos todo lo que han hecho por nosotros y lo que están haciendo.
Todo lo que te escribo es genérico, también es verdad que solamente es mi verdad, mi visión y mi interpretación. Amigo quiero agradecerte especialmente todo lo que hoy he vivido,  porque parece que fue ayer y han pasando tantos años que...
UN ABRAZO, UNA LAGRIMA, UNA SONRISA, UN TE QUIERO Y UN TE ECHO DE MENOS