Al margen de las
enfermedades, el momento más crucial de una persona es la elección del camino.
Digo el camino porque no puedo empezar con la decisión de los caminos. El
primero es el que nos da la estructura de los demás, el estudio, la
comunicación, el entorno, evidentemente la familia, los compañeros y amigos;
además de las ideas que nos vamos formando
de lo que necesitamos para conseguir nuestra propuesta de vida.
El camino que
elijamos es evidente que no siempre nos llevará al destino que, en un principio,
nos hemos propuesto, pero es el que nos abre la puerta para llegar a otros. Me
explico: para mí es indispensable que tengamos una ilusión por la que luchar,
por mejorar. Por ello, tendemos a prepararnos con más intensidad y más
centrados, porque es la ilusión la que nos da inquietud, fuerza de partida y propuesta
de llegada.
Hay personas que se
pierden en el primer camino y creen que ya no hay otros. No se dan cuenta de
que ese camino no es en línea recta. A veces nos cegamos y no vemos que, en cada
paso, tenemos la posibilidad de cambiar en otro sentido u otra dirección con
otro camino; en ese momento nos perdemos e incluso puede que no nos demos
cuenta hasta que una sensación dada por otros nos haga sentir algo diferente,
algo que siempre hemos tenido y no lo hemos notado, ni siquiera lo contemplamos
en nuestra mente; por eso tenemos que ser conscientes en todo momento de lo que
queremos, lo que pretendemos conseguir y lo que
nos hace falta para no perdernos en el camino.
nos hace falta para no perdernos en el camino.
A veces somos muy
débiles ante circunstancias que nos agobian, que nos pierden, que nos alejan de
la realidad, sin pensar que, todo en este mundo, tiene una resolución
efectiva y adecuada a cada situación, a cada persona, a cada colectivo e
incluso ante cualquier actitud negativa le da una razón positiva, porque desde
lo más lejano siempre hay un punto de partida que está muy cerca: solo tenemos
que ser conscientes de ello.
No siempre se
encuentra lo que buscamos en un principio, pero el no rendirse en el intento es
lo que verdaderamente nos da la sensación de que algo importante va a cambiar
en nuestras vidas, que algo se está moviendo para ello. Ese algo somos nosotros
que no nos quedamos parados, que nuestra mente y nuestra voluntad está en
encontrar el objetivo; para ellos casi todos los caminos son válidos. Como dice
el refrán "todos los caminos llevan a Roma". Lo inteligente es ir por
el más corto.
Es fácil escribir,
es fácil decir, es fácil no pensar más que en lo que conocemos; pero la inquietud
de intentar mejorar las posibilidades de encontrar y encontrarse una persona a
si misma, me apetece escribir por un tema que muchas veces ignoramos
por no apreciarlo, por no pararnos a pensar cuál es el camino correcto y
dejarnos llevar por uno que ni siquiera pensábamos desde que nuestra edad
nos lo permitió. Es difícil saber el comportamiento de las personas
sin saber de ellos, sin conocerlas, porque cada persona es un mundo. Pero
hay similitudes en el comportamiento que nos facilita tener como experiencia
y utilizar casos y caminos que otros han descubierto y que les han llevado
al objetivo.
Este artículo es de
los más difíciles que he escrito, porque realmente no hay una respuesta sobre
qué camino debemos coger; pero si hay una opción para empezar a caminar: NO
PARARSE EN EL PASADO Y NO PENSAR EN EL FUTURO podría ser un buen comienzo.
Siempre he pensado
que las oportunidades que nos da la vida son muchas y el no saber apreciarlas
nos va limitando; la vida no tiene retorno, la edad nos marca una pauta para ciertas
oportunidades pero siempre nos abre otras. Claro está que nunca serán las
mismas. La edad y el tiempo van unidos (el tiempo siempre conserva su
tiempo), la persona no conserva la edad, la edad nos va dando experiencias pero
nunca nos dará las mismas oportunidades; por eso debemos lo antes posible
encontrar nuestro camino. Un buen cocinero si no compite con otros no sabrá
nunca que grado de buen cocinero tiene, que margen de mejora y que tiempo le
queda para ello. Es muy difícil darse cuenta de que todos perdemos
oportunidades por no ser conscientes de ello.
Los
jóvenes envejecerán y lo viejos morirán (es ley de vida), pero a veces los
jóvenes mueren antes de envejecer. La ley de la vida no cumple con su camino,
no porque no quiera, sino por que no puede; los argumentos de la vida son
muchos y el primero es CUIDARSE, lo que dependa de la persona no debe
dejar de hacerlo, lo que dependa de la propia vida tenemos que tener un poco
de suerte.
En ese trayecto, la
vida nos utiliza según su criterio, por eso cuando somos capaces de todo,
debemos elegir un buen camino, para cuando no podamos buscarlo tener un buen
lugar donde aparcarnos (como una barca a la deriva) pero en una costa
donde contemplarnos y sentirnos observados nos gratifique y nos de la
oportunidad de ser necesarios o algo que otros nos dé
consideración por lo que hemos hecho en todos estos caminos.