miércoles, 24 de julio de 2013

SENSACIONES COMO ENTRENADOR.-

Al principio de cada temporada me ilusiono como si fuera la primera; me  emociono como un niño a la edad de 13 ó 14 cuando pasa del Colegio al Instituto; con una ganas de empezar pero con un poco de miedo por no saber con qué me voy a encontrar, tanto en la dificultad como en los compañeros y profesores que voy a tener.
A todo esto, el primer pensamiento es: ¿qué es lo que depende de mí para que todo me sea más fácil? Un cambio siempre es  un cambio (por poca que sea la diferencia). Cambio de lugar, de compañeros, de objetivos, de propuestas exteriores y sobre todo de la capacidad de percepciones que pueda tener para actuar en consecuencia.
Hace poco estuve en el Congreso de la ASOCIACION DE ENTRENADORES DE FUTBOL SALA y como siempre, hemos compartido además de mesa  y mantel, muchas opciones de trabajo en equipo, de trabajos opcionales para tácticas y para dar confianza a los jugadores e inculcarles unas ideas directas de lo que cada uno de nosotros pretendemos en nuestros respectivos equipos.
La verdad, que siempre se aprende algo e incluso de lo que no se debe hacer. Personalmente tengo la sensación, cada vez que voy a ese o a cualquier congreso de entrenadores, que el compañerismo entre nosotros es más que aceptable, que en lo que podemos y hasta donde nos permiten nuestros conocimientos, nos ayudamos bastante.
Siempre hay, como es natural, diferentes versiones de quién es un buen entrenador, quién es un entrenador casi completo; desde la lejanía todos somos buenos entrenadores de Fútbol Sala (esa es la impresión que tengo) porque, lo primero, el que sabe conducir, "sabe conducir". ¡Ahora bien! no es lo mismo conducir un Seat que un Ferrari. Lo que marca la diferencia es la velocidad, el temple que tenemos con esa velocidad y como actuamos con referencia a los obstáculos en la conducción, porque es evidente que, a 40 km/h la reacción puede ser más lenta y la toma de decisión es menos importante, a pesar de serlo, a 200 km/ h o reaccionas rápido o te la pegas. Esa es la gran diferencia entre los dos coches y los conductores de los mismos.
Pues esa es la diferencia entre los entrenadores según mi opinión, porque la presión a la que nos vemos sometidos nos puede jugar una mala pasada, a 40km/h, seguro que sabremos salir, pero a 200 km/h ya es más difícil. Tenemos que tener más consideración con que clase de  vehículos conducimos, que curva estamos pasando, qué relleno tiene la carretera, si  está lloviendo o ha llovido, si tiene hielo o no, es decir, son muchos factores en los cuales la velocidad y la clase de vehículo son importantes (jugadores) pero ahí el saber estar y la capacidad del conductor es determinante (entrenador).
En ese sentido por saber estar con presión y en situaciones constantes de peligro y saber llevar un vestuario lleno de Jugadores notables y sobresalientes. MARC CARMONA es un 10, pues es un entrenador tranquilo y controla sus emociones en cada momento. Está demostrado con los resultados y con la línea de juego que ha trazado, que además sabe manejar los tiempos de partido y las circunstancias del mismo.
Otro ejemplo es Pablo Prieto, se fue a un país desconocido totalmente y además con costumbres diferentes en todos los sentidos. El saber estar, el tener paciencia con los mandatarios, el saber convencerles de los objetivos, el tener que librar el pensamiento de lo conseguido y por conseguir como mínimo lo mismo; por ello creo que merece un sobresaliente, todo eso con un idioma muy difícil y sin interprete de confianza, e incluso la  comunicación con los jugadores y la mentalidad de estos no solo fue complicada, sino que tener que elegirlos, trotando en un país que no estaba para estos menesteres. Para todo esto hace  falta, no solo saber Fútbol Sala, tiene que estar preparado mentalmente, tener temple, capacidad de reacción, de sufrimiento y convencimiento ganador.
Podría poner más ejemplos pero creo que, con estos dos, nos miramos todos y aprendemos a valorar que los signos externos son los que nos hacen fuertes, porque saber Fútbol Sala es fácil. Aplicarlo, quizá un poco más difícil, pero los asuntos colaterales nos crea la presión interior que nos exterioriza incapacidades que realmente no tenemos. Un ejemplo más son todos los entrenadores en potencia que existen. Caso de los aficionados, directivos, adversarios, y algún que otro que pasa por el Polideportivo y ya tiene el derecho a expresar lo que él sería capaz de hacer.
Eso sin nombrar a la prensa deportiva, con sus críticos con criterios parciales que, con independencia de la realidad del trabajo, lo que en ese momento ve y piensa, lo dice como si lo que dijera fuera ley.
Tampoco me puedo olvidar de la falta de pago, pues los jugadores no son los mismos cuando sus necesidades no están cubiertas y los entrenadores tenemos que seguir trabajando como si lo estuvieran. El entrenador (profesional o no), lo primero es entrenador y nuestra responsabilidad no solo es hacer jugar con un sistema determinado, sino que además debe convencer a todos los jugadores de que para llevar el sistema adelante, deben tener la total concentración, con o sin circunstancias personales problemáticas.
Creo que en este sentido, hemos aprendido mucho, pues todo lo que podamos mejorar en el presente nos dará la posibilidad de vivir mejor en el futuro, aunque no siempre es así.
He  compartido muchas horas con muchos compañeros y les puedo decir que de todos he aprendido y que de todos saco conclusiones de cambio. Lo difícil es saber cuándo, con quién y dónde. Porque teóricamente todos sabemos, pero en la práctica, debemos pausar y relacionar lo que sabemos con la necesidad de utilizarlo.
EL MARINERO NO APRENDE EN AGUAS TEMPLADAS, SE HACE MARINERO EN AGUAS TURBULENTAS.
Los objetivos son en la realidad diversos, pero el alcanzarlos siempre tiene el mismo valor, es decir, para un equipo cuyo objetivo sea ser campeón de liga y para otro no descender, es igual  de importante, pero la valoración exterior no es la misma; eso el entrenador debe contemplarlo para mentalizar a sus jugadores de la importancia del OBJETIVO.
Las sensaciones, la propuesta de inquietudes y el entusiasmo que pongamos en ello (porque las sensaciones depende de cómo valores, las circunstancias en cada momento, es lo que te hace percibir cualquier acción de forma positiva o negativa) nos dará siempre un porqué y un para qué; eso debemos utilizarlo con la mayor propuesta de nuestra inteligencia, sin olvidarnos de la humildad y la grandeza de querer aprender de los demás.
Esta temporada para mí, es novedosa, pues como ya he dicho en varias ocasiones, entrenaré en Las Palmas (Centro Insular de Deportes del Cabildo). Hemos realizado más cambios que otras temporadas en cuanto a jugadores se refiere y la responsabilidad con otras tantas cosas, es mayor, pues REPRESENTAMOS A GRAN CANARIA, orgulloso de ello y ávido por saborear como entrenador esas sensaciones en el nuevo Polideportivo y una nueva ciudad.

La sensación es positiva, alarmante en cuanto a ilusión y apasionante en cuanto a objetivos. Voy a poner mis cinco sentidos por las causas siguientes: ILUSIONAR A CANARIAS CON ESTE PROYECTO E INTENTAR NO DESCENDER.