lunes, 25 de junio de 2012

El peor momento de la temporada como entrenador


A la hora de dar bajas es el momento que desde un prisma personal lo paso muy mal. Primero porque estamos trabajando con un grupo de personas durante DIEZ MESES y, quieras o no, el estar juntos e intentar conseguir un objetivo, nos hace ser además de compañeros o a veces, amigo, e incluso después de no solo diez meses sino que a veces son años, pero todo  lo que tiene un principio, tiene un final.
A la hora de ser objetivo con respecto a lo deportivo, tengo en cuenta muchos factores: el rendimiento, el comportamiento, la personalidad, la aportación en todos los aspectos, la cuestión económica, la opinión de mis ayudantes, etc.
Pero aún así, seguro que a veces ni los jugadores tienen la culpa de la propia baja. Puede ser que  yo no les he sabido sacar rendimiento o me puedo estar equivocando con las decisiones, pero ya eso nunca se sabrá.
Quiero dejar claro que me duele dar bajas, que puedo equivocarme, pero que todas las decisiones las tomo con la mayor prudencia del mundo, con buena fe y con la idea de que el Club se beneficie, aunque evidentemente NADA ES SEGURO NI NADA ES PERFECTO, ni el entrenador que toma la decisión, ni la propia decisión.
También considero que a la hora de dar la bajas, es igual que cuando a un jugador le hacen una oferta más interesante que la nuestra y la acepta (dejando a nuestro equipo y fichando por otro); la ley del interés existe en las dos vertientes, tan doloroso es que un jugador te deje como que tu le dejes a él, pero es ley del deporte competitivo y, aún así, a mí me duele dar bajas.
En estos momentos que la crisis económica está afectando a todos los estamentos, empresas, clubes, hablando sólo en cuestiones deportivas, ni siquiera tenemos asegurada la participación en la próxima temporada, pues no depende de nosotros. Como todos los años, dependemos de organismos públicos y empresas privadas. Me da la sensación de que, todo lo que hemos hecho ha sido y es muy importante. Que toda la ilusión compartida y generada, vale; que nuestro trabajo se valore y que valoramos todo lo que ha motivado que a día de hoy sigamos intentando, primero existir y después ilusionar.
Y todo eso es lo que mitiga mis penas por las bajas, que la vida sigue, que siempre hay una persona que sale y otra que entra y que, en la medida que pueda, mientras yo sea entrenador de algún equipo, intentaré ser lo más justo posible (independientemente que mi decisión sea acertada o no).
Supongo que crear un grupo de compañeros y amigos para ir a la playa será más fácil, ¡pero no ilusiona!
Crear un equipo además de ser ilusionante, debe ilusionar y para ello el margen de error debe ser mínimo y la responsabilidad deber ser máxima, con independencia de sentimientos y amistades.

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