Disfruté de todo lo bueno de esa fe incondicional de muchas
personas con respecto a la
Religión , de esas procesiones que, a veces, sin llegar a
seguirlas todos los años, te hacen disfrutar de la música sacra y del respeto
de su presencia y de todos los que la acompañan.
También disfruté de las caminatas y de los paisajes e
incluso de la comida simple, pero muy bien acompañada por el Río Guadalquivir (tanto
en Sevilla como en Córdoba).
Disfrutamos de un paseo en carro, nos mojamos porque estaba
lloviendo, pero hasta eso fué una experiencia muy agradable.
Y ustedes dirán: a qué viene todo esto y a quién le
importa los tres días de vacaciones de unas personas determinadas?. Pues con
este relato intento contribuir a animar a todas las personas que,
independientemente de nuestras capacidades económicas, estemos trabajando o no, siempre
debe y puede haber un paréntesis para tomar impulso y recargar nuestras
voluntades y nuestras fuerzas.
Tres días donde sea y con personas que quieres y si además
compartes unos acontecimientos donde puedas disfrutar de algo importante, te dan
las suficientes cargas para empezar una nueva vida.
Y digo bien. Un parón en lo cotidiano nos da la posibilidad de pensar y ver que hay más vida de la que vivimos y más objetivos que podemos marcarnos;
que no se cierra un capítulo en cada experiencia sino que se abren
constantemente muchos más, pero hay que
buscarlos y para buscarlos, tenemos que tener mucha voluntad y fuerza.
Aprendí en este descanso de Semana Santa lo que supone un
sacrificio voluntario, con un esfuerzo voluntario y un compromiso voluntario.
Soy repetitivo porque quiero, ya que hoy en día lo de
voluntario parece ser que no existe; todo es a cambio de algo, todo es por
interés y cuando ves a personas que cargan con una procesión que pesa
toneladas, MADRE MIA!. Que además lo hacen orgullosos y sin cobrar.
Pues yo me asombro; todo mi respeto a todos, doy mi gratitud
por haber podido verlo; sentir en el silencio emociones por doquier y
escuchar la música que da
el paso a todas esas personas, me fué muy gratificante.
el paso a todas esas personas, me fué muy gratificante.
SIEMPRE SE HA DICHO
QUE LA FE MUEVE
MONTAÑAS.
Cuando observo que en una procesión van más de mil personas
con sus vestidos de Nazarenos y que acompañan en silencio como si
fueran uno, por muchos que sean, la verdad es que cualquier conclusión que
pueda exponer se me queda muy simple; por ello me limito a comentar mis
emociones, que fueron muchas y mis ganas a aprender de este esfuerzo masivo y
este respeto a gran escala, sin apariencias aparentes y sin un prototipo de
comportamiento exigente ni una línea exigida.
CON RESPETO Y CON
VOLUNTAD, TODO ES MAS FACIL.
De todos es sabido que siempre se aprende algo cuando
queremos aprender, pero para ello tenemos que tener la idea que se puede
y se debe aprender todos los días de nuestras vidas.
Es evidente que, hasta voluntariamente para conseguir
disfrutar hay que trabajar, con fe, con entusiasmo, con confianza e
incluso sentirnos orgullosos de cada acción que podamos hacer con el fin
propuesto en cualquier circunstancia de nuestras vidas. ¡Amigos! espero que
este artículo lo interpreten de tal manera que nos demos la oportunidad de
disfrutar más y mejor cada segundo de nuestras vidas. CREER Y HACER lo hacen posible.
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