miércoles, 21 de septiembre de 2011

El entrenador con el jugador veterano y el novato.


Antes que nada, he de decir que cuento con un grupo muy bueno, y que en todos los años que han pasado, siempre en contado con buena gente y buenos jugadores. Tanto veteranos como jóvenes. Pero para hacer un buen equipo, e intentar que jueguen en equipo, hay situaciones que son claras y normales como la vida misma. Mejor dicho como una familia, donde el hermano mayor se crea unos derechos y los pequeños tienen que ganárselos. Intentaré plantearles algunas de mis acciones y pensamientos con respecto al título del artículo.

Que difícil es dirigir algunas veces a jugadores veteranos, y mantener una plantilla con la integración de jóvenes y veteranos para y por el equipo. A veces, los vicios con los que vienen los veteranos son difíciles de corregir y problemáticos de conservar. Me explico. Tienes a los veteranos, son necesarios, pero tienen unas costumbres y una forma de jugar que le son difíciles de cambiar. Pero no porque no sepan, sino por les es más cómodo y más eficaz para su mayor rendimiento. Siempre según ellos. En sus anteriores equipos esa forma de jugar y de comportarse le dio resultado, y supuestamente por eso les fiche. Pero que
pasa: que están en otro equipo, con otros compañeros y con otro entrenador. Además, seguramente
 
con otros objetivos y con diferentes dificultades, cuestión que ellos no piensan nunca, o casi nunca.
Generalmente, yo intento explicarles desde el comienzo lo que quiero de ellos, y porque es supuestamente mejor para el equipo. Pero la contestación a veces es que ellos siempre han jugado así. Y tienes que demostrarles que otra opción también puede ser buena para ellos, y luego lo es para el equipo.
También la edad, a veces, es un problema. Porque no es lo mismo dirigir a un chaval de 22 años que a chicos de 33 o más años. Primero porque ellos mismos se creen mayores, y segundo porque, seguramente se creen con el derecho, sin maldad, de ser diferente a los más jóvenes. Dicen que la experiencia es un grado, yo pienso que sí,
 
pero bien utilizada.
A mayor edad, mas capacidad de entender los porqués. Pero también más vergüenza de las llamadas de atención por sus errores y sus decisiones.
Yo siempre he comentado que para mi todos son iguales, no miro edad ni veteranía. Todo eso se demuestra en el
 
campo con sus acciones, su compromiso y su capacidad de visualización, reacción y toma de decisión. Hablar por hablar
todos podemos. Hacer y hacerlo bien, no todos podemos ni sabemos. Integrar a los jóvenes con los llamados veterano no es muy difícil. Hacerlos funcionar en plan equipo, es mas fácil, porque les creo una necesidad real de unos por los otros, y ellos poco a poco se van dando cuenta. Salvo que sean egoístas, y que crean que los jóvenes les vienen a quitar el puesto y no a potenciar el equipo en el que están.
Como entrenador actúo muy fácil, siempre comento que la  edad se nota en las acciones, y la veteranía y como se hacen esas acciones. Me explico. Todos podemos hacer de todo, pero saber cuándo se debe hacer y con quien se debe hacer, marca la diferencia. Y ahí se demuestra la veteranía, no la edad.
Desde que un joven destaca, y los veteranos les tienen la consideración adecuada, porque  le necesitan, mi trabajo consistirá, primero en hacer que el joven sea humilde, y después en darle minutos para que coja la confianza necesaria.
No hay nada peor que un jugador joven que venga en plan me lo como todo y no comparto con nadie. Eso crea un mal, y el vestuario crea un vacio hacia él, lo cual perjudica al equipo. Eso solamente lo puede resolver el entrenador con su actuación.

Como entrenador tengo un trabajo muy complicado cada vez que intento demostrar que la integración de los más jóvenes con los veteranos puede ser muy positiva. Porque queremos resultados inmediato, y es evidente que eso tenemos que trabajarlo desde la base. La integración en el primer equipo necesita tiempo, mucha dedicación, ayuda y comprensión entre los componentes del grupo para formar un buen equipo.

Quiero terminar este articulo intentando argumentar lo necesaria que es la experiencia para un club que su objetivo es ascender de 2ªdivision a 1ªdivision. Podemos tener mucho compromiso, mucha ilusión, mucho esfuerzo, mucha capacidad grupal, pero si no somos competitivos y experimentados el intento de ascender será mucho más difícil. Pero también es evidente que sin la frescura de los jóvenes y el atrevimiento de los mismos, a la experiencia le faltaría algo, es decir, que en el equilibrio esta el éxito, como, repito, en la vida misma.

Siempre digo que si la cabeza pesa más que el pompi, nos caemos pa´lante, y si el pompi nos pesa más que la cabeza, no caemos pa´tras.

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